lunes, 20 de agosto de 2012

Arriesga que la ganancia es segura.


Este mes he participado (como miembro del jurado) en el XXXII Certamen Teatral del Marquesado, en Huéneja. 

La experiencia ha sido muy enriquecedora en muchos sentidos.

Primero, descubrir el territorio del Marquesado del Zenete: pueblos (Huéneja, Alquife, La Calahorra, Dólar, Lanteira...), cultura e historia; sus gentes (cercanas, honestas, participativas, orgullosas de su comarca) y sus grupos de teatro.

Segundo, constatar que cualquier decisión referente a los premios (y más en un certámen de teatro amateur) no es justa se mire por dónde se mire. 

Entonces, ¿qué valoras? Evidentemente, hay unas bases (que no ha confeccionado el jurado) a las que tienes que ceñirte. A parte de eso, ¿cómo puedes premiar el esfuerzo de un grupo (o el talento, o las horas de ensayo, o la preparación técnica, o la inspiración del momento) por encima de otro? Imposible. Intentas guiarte por la función a la que asistes (el teatro es lo que tiene: cada sesión es única, mágica e irrepetible) con sus aciertos y sus fallos (alguno que otro técnico referente a luces y sonido) y a las categorías de los premios que han encorsetado las bases.

Y yo, aparte de todo lo anterior,... ¿qué he valorado? Dos cosas:

  • Valoré el riesgo. El teatro es juego, el juego conlleva apuesta, aventura, desafío, envite... Aposté por las propuestas que podían haber fallado, que no eran baza segura, que demostraban una inquietud creativa, las que no intentaban complacer.
  • Valoré la juventud de espíritu. Y lo hice tanto en los grupos como en los actores/actrices. 

Creo que las tres categorías (riesgo, juventud de espíritu y teatro) tienen mucha relación. ¿Somos jóvenes de espíritu, nos gusta arriesgar y, por eso, hacemos teatro? o ¿al actuar en un escenario aprendemos a jugar y nos convertimos en jóvenes de espíritu? o ¿el riesgo nos lleva a emprender acciones como puede ser participar en un certamen teatral y eso rejuvenece nuestro espíritu?...

Lo que sí sé es que actuamos igual que vivimos. También sé que vivir sin riesgo puede resultar muy seguro y confortable... pero ¿es Vivir?

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