lunes, 28 de noviembre de 2011

Con orden y concierto.


“Respeto. Esa es la cuestión. Respeto por uno mismo (en primer lugar), por los compañeros, por el espacio, por el público y por el trabajo en si mismo. Y la primera pauta práctica para llevarlo a cabo es cuidar del aspecto físico, cuidar del espacio, cuidar de los compañeros y, por tanto, habremos sido cuidadosos en nuestro trabajo”
Por eso, en la clase de cuerpo y movimiento, impartida por un antiguo ciudadano de la Alemania Oriental, no tenían cabida la dejadez personal ni la falta de higiene. Además de limpios y con buena presencia, debíamos acudir puntuales, con el material necesario a punto. Entrábamos en el aula sin prisas, dejando fuera los zapatos, con una leva inclinación de cabeza, reconociendo y agradeciendo el espacio que iba a acogernos en nuestros ejercicios. Igual que lo encontrábamos, lo dejábamos: impoluto, todo recogido y en su sitio, preparado para recibir a los próximos alumnos. No se toleraban palabras malsonantes, ni expresiones soeces. Y siempre se esperaba una actitud de trabajo y colaboración positiva con el compañero.
Todas estas conductas se convirtieron en hábitos en todos nosotros. Y así, en nuestra vida profesional, hemos agradecido saber llegar a nuestra hora, con el tiempo suficiente para prepararnos y concentrarnos antes de un ensayo o una función. Y pienso en otras profesiones. En los cirujanos que confían en que todo el material esté en su sitio antes de empezar a operar. En los bomberos que cuentan con el apoyo de sus compañeros en las circunstancias más difíciles. En la armonía que se crea en la peluquería cuando, después de realizar el corte de pelo, se barre el suelo.
Miro a mi alrededor. Con una mesa ordenada, con los papeles archivados, la papelera vaciada cada jornada… mi mente se vuelve más activa, oxigenada, las ideas discurren con más facilidad, más creativas.
Sigo observando. Advierto que niños nerviosos, descentrados, tienden a desparramar objetos a su alrededor sin ningún motivo. No crean desorden a través del juego, de una actividad lúdica. Recurren al caos material como expresión de lo que está ocurriendo dentro de ellos mismos.
La experiencia me dice que cuanto más cuidado tengo en mantener limpio y ordenado mi espacio personal (incluido mi propio cuerpo) más pronto mi mente se limpia de obsesiones y de miedos que me impiden avanzar. Pruébalo y ya me dirás.

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