lunes, 25 de mayo de 2015

Vende tu mensaje: receta paso a paso.


Estás en un aula, rodeado de compañeros, asistiendo a un curso de oratoria teatral. Si te digo: “sal delante de todos y vende algo, lo que sea”… ¿Qué pasará? En general, dos de estas situaciones:

1.- Estás tranquilo, confiado y eres capaz de exponer todo tu discurso y llegar a tu auditorio.

2.- Te pones muy nervioso, tu cabeza va a mil por hora, no sabes por dónde empezar, no sabes cómo mover tus manos, tu boca se reseca, la voz te tiembla, se te olvidan cosas, tienes lagunas, el auditorio se aburre…
Si eres de los primeros, enhorabuena. Si eres del segundo grupo, este artículo y los que van a llegar los próximos días son para ti.

Volvamos al aula. Las mismas circunstancias: tus compañeros, el curso de oratoria teatral y, de pronto, te digo: “sal delante de todos y explica una receta, cualquiera, aunque sea cómo preparar tu bocata preferido”. La cosa cambia ¿verdad?

Y no debería. Si lo analizamos fríamente los elementos son los mismos:
  • Un orador (tú)
  • Un auditorio (tus compañeros)
  • Unas palabras (el mensaje)
No te preocupes. Yo te ofrezco mi receta, la básica, la que todos podemos aplicar. 

Primero tienes que ser consciente de lo que ocurre. ¿Dónde está la diferencia en los dos ejemplos? En la palabra “Vender”. Éste es el hombre del saco, el malo de la película. Si podemos lo evitamos. Y, sin embargo, la realidad es que todos vendemos cada día, aunque no nos demos cuenta.

He buscado en el Diccionario Real Academia Española Cierto que algunas acepciones de la palabra son negativas, por cultura y perjuicios la hemos ido desvirtuando.

Me quedo con la que creo que todos cumplimos, la que nos conecta con nosotros mismos, nuestras ilusiones y la que podemos entregar a los demás de forma más limpia:

“2. tr. Exponer u ofrecer al público los géneros o mercancías para quien las quiera comprar.”

Ahora, en lugar de “público” pon: madre, pareja, hijo, profesor, amigo, desconocido, vecino, cliente, alumno…

En lugar de “género o mercancía” puedes poner lo que tú quieras: proyecto, curso, viaje, boda, amistad, negocio, plan, ocio…

De este modo, te das cuenta que “vendes” cada vez que:
  • Propones un viaje a tus amigos
  • Hablas con un desconocido (y posible cliente)
  • Acuerdas las vacaciones con tu compañero de trabajo.
  • Sales a hablar delante de la clase.
Pues sí, vendes continuamente, tanto si callas como si hablas. Mejor aprender y mejorar para conseguir tu objetivo, para que todo fluya mejor. Tengo 5 pasos básicos para que tu receta sea un éxito. Y te los ofrezco en 5 artículos que voy a publicar las próximas semanas:
  1. Saluda a tus miedos.
  2. Haz tuyas tus palabras.
  3. Tu cuerpo habla.
  4. Escucha, escucha y escucha.
  5. ¿Qué puedo ofrecer?
Espero que te guste, te aportarán muchas herramientas. Ya sabes que el truco del almendruco es la práctica. Ya me contarás cómo te va. 


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